6.07.2012

Concierto

Estaba en primera fila. Hasta adenlantito.

Estaba a la altura de su artejo extremo, pintado de negro o ¿morado?. No era bonito. Pero hace tiempo que nada llamaba tanto mi atención.

Mientras inhalaba esos chirriantes ruidos,
mi corazón hacia cosas raras.

No se movía. Estaba "en sus marcas". Estaba poniendo mucha atención. Porque no deseaba más nada que ir "a ritmo". Estaba enamorado y también quería ser violín. Se maravilló con el movimiento, con la fuerza y la pasión.

Se sentía rojo, luz, paz.

Y al final, sólo se detuvo.
Le pregunté el por qué.
Entre el llanto, me dijo:

Todo lo que deseo me queda grande, fuera. Todo es nada. Mejor me quedo aquí, contigo.

Y juntos lloramos. Yo por mi artejo, él por su ruido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario