6.09.2012

Regreso de perder-me

Los hombres tenemos la necesidad inherente y natural de buscarnos en la soledad obligada. Porque desde siempre estamos rodeados o inmersos en núcleos que pocas veces decidimos, como lo familiar o lo urbano. Y muchas veces perdemos el sentido de identidad, la brújula que nos marca el camino se arruina con cada contacto, con cada sonrisa, con cada golpe y con cada tiempo. La necesidad de nosotros nos lleva fuera, mar a dentro o alta montaña. Y cuando comprendemos el control de la distancia, es demasiado tarde; estamos lejos, cansados y perdidos. Sin propiedades, sin intenciones y sin siquiera malos deseos. Lo único que tenemos son preguntas.

Ese es el tesoro, ese es el motivo. Y tan pobres como siempre, continuamos viviendo de la caridad y lo gratuito. Porque de ninguna forma encontramos la justificación, recompensa o derecho por la propiedad.

Ni los sueños son nuestros, porque cuando dormimos somos otros.

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